sábado, 4 de junio de 2016

Economía

Economía

Este período se caracterizó por un nuevo tipo de colonialismo, en el que los grandes países capitalistas de Europa y Estados Unidos ya no se preocuparon por controlar de manera directa el mundo, sino que lo hicieron mediante de apropiación de sus recursos y fuerzas productivas, como la tierras, los minerales, los metales preciosos, la fuerza de trabajo entre otros.
Las necesidades de los países industrializados aceleraron la producción y exportación de alimentos y materias primas. Así como los países periféricos implementaron medidas económicas favorables al capital extranjero, con lo que convirtió en países monoexportadores de café, azúcar, trigo, algodón, estaño, entre otros.
En américa latina este período se caracterizó por que sus élites políticas adoptaron, en manera entusiasta, las políticas librecambistas de apertura no mercados, promovidas por los países metropolitanos. La producción de materias primas para exportación atrajo la inversión extranjera a la región.

 Inversiones extranjeras, exportación y desequilibrio regionales.
Para conseguir el crecimiento económico de México, durante el período se promovieron políticas liberalizadoras de la economía nacional y se abrieron las puertas de México al capital extranjero. Los capitales, poco a poco, empezaron arribar al país, procedente de las principales potencias económicas. Gracias al capital extranjero, el país experimento un extraordinario crecimiento economía, pero esto, a su vez, género nuevos problemas. El crecimiento económico solo favoreció a unas regiones en México, provocando grandes contrastes: unas regiones con grandes progresos económicos, enfretadas a otras con grandes atrasos. La riqueza generada en estos años, por otro lado, no impactó de manera significativa en los amplios sectores de la población y se incremento en unas cuantas manos. Esto dio lugar a grandes tensiones y malestares, que a la larga se expresaron en el movimiento revolucionario de 1910.
 Las puertas del país fueron abiertas al capital extranjero y su arribo masivo hizo posible la espectacular transformación económica registrada. Fue tal la importancia del capital extranjero, que la suerte de las regiones, de sus élites y poblaciones, quedó marcada por la forma en que se insertarno al mercado nacional e internacio. Así, de manera paulatina, los núcleos de poder político y económico fueron adquiriendo nuevos rostros. El norte del país irrupió con fuerza desplazando a regiones anteriormente protagónicas como las había sido el Bajío.

 El capital extranjero dominaba, casi de manera absoluta, la minería, la explotación petrolera, la banca y los ferrocarriles; diversos rubros económicos registraron un extraordinario crecimiento: en 20 años, se triplicó la producción de plata; el valor de la producción de cobre pasó de 260 mil a 32 millones de pesos; en tanto la producción de henequén se disparó a de tres mil pacas anuales al iniciar el Porfiriato a un millón de sacaste al finalizar el régimen.
 El crecimiento económico fue un promedio de 2.7% anual, llegando a 3.3% en 1900-1910. Hubo sectores particularmente dinámicos como el minero que creció, entre 1877-1901, 7.3%; las exportaciones agrícolas crecieron 6.1%, en tanto que la agricultura en general tuvo un incremento global de 0.5%.


Modernización nacional.
Los avances tecnológicos más importantes de la época arribaron a nuestro país y lo transformaron de manera sensible. La modernización Porfirista se vio claramente reflejada en dos ámbitos de la vida nacional: El económico y el administrativo
el crecimiento económico, impacto ciertos rubros de la economía nacional. En lo administrativo, el gobierno retomó el control directo del territorio nacional y el estado nacional se fortaleció, en detrimento de los países federalistas consogrados en la constitución de 1857.
La modernización económica registrada fue posible, entre otros factore, gracias a la expansión del ferrocarril, y al tenido de las redes telegráficas y telefónicas. El ferrocarril era considerado "la palanca del progreso", y durante el Porfiriato México cubrió su territorio con vías de acero, de norte a sur y en este a oeste.
Como resultado a lo anterior, las exportaciones hacía Estados Unidos se vieron notablemente favorecidas con el ferrocarril, al finalizar el siglo XIX, alrededor de 70% del total de las exportaciones mexicanas tenían como destino el vecino país del norte. Esto provocó una estrecha dependencia económica hacia Estados Unidos, circunstancias que hizo que Porfirio Díaz exclamara "Pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos"


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